ONIROLOGÍA; UNA PERSPECTIVA CIENTÍFICA

Al soñar pasa lo mismo que si saltáramos una ventana hacia lo desconocido capaz de ofrecernos vivencias maravillosas y desconcertantes.
Si bien, tal como se apuntaba en el anterior artículo, las interpretaciones conjugadas en torno al contenido de la experiencia onírica no se basan en pruebas científicas ni objetivas, existen ciertos enfoques centrados en la racionalidad. Uno que me parece especialmente significativo se remonta al siglo XX y fue desarrollado por un experto en el ámbito del psicoanálisis. Se trata del…
Estudio del sueño según Carl Jung
Partiendo de las teorías de la onirologia de Carl Gustav Jung, entendemos los sueños como visiones cargadas de simbolismo y sabiduría surgidas de la naturaleza, en las que la creatividad juega un papel clave para su concepción.
Como explica este texto, el psiquiatra comprobó mediante sus investigaciones que en numerosas ocasiones las personas trasladan lo sucedido en el día a día al terreno de los sueños, plasmando allí preocupaciones y anhelos. A nivel general, consideró que esos problemas comunes podían enmarcarse en el inconsciente colectivo.
Pero las manifestaciones oníricas no se limitan a crear patrones universales, sino que realizan la labor de representar matices de la personalidad de quien sueña. Según informaciones contrastadas, Jung estaba de acuerdo en que, a lo largo de su evolución, estas nos ayudan a lidiar con los obstáculos que enfrentamos despiertos, regulando dichas emociones dentro de ellos.
Una tercera hipótesis defendida por el suizo, que aporta interés a su postura, es que las metáforas extraídas del subconsciente nos comunican conceptos y pistas relacionadas con un poder superior que escapa a la razón, brindándonos atisbos de grandeza. Estas pueden estar vinculadas a doctrinas culturales o a ideas adquiridas y conectarnos con entidades que pertenecen al mundo espiritual, cosa que no está a nuestro alcance si nos ceñimos al plano material.
Lo importante es que Jung llegó a utilizar el término “guía divino”…
En tal caso, ¿cuál es su cometido?

Tras analizar las enseñanzas de Jung, su tercera teoría cobra fuerza. Que el extraño de mis sueños carezca de unas facciones nítidas podría deberse al hecho de que posea una condición sobrenatural o alejada de los modelos estéticos de las personas de la dimensión ordinaria. En su presencia intuyo que persigue la intención de guiarme pero no influye en mis decisiones, solo actúa como un mero espectador.
Por un momento, la reflexión me ha llevado a trazar una idea compleja y surrealista: ¿y sí, como incluí en la trama de mi primera novela, ese hombre viviera realmente y, por algún motivo inexplicable, hubiéramos forjado una unión a través de los sueños?
Le visualizo en otra zona del planeta haciéndose preguntas acerca de mí. ¿Será mi rostro también un enigma para él? El único modo de responder a estos interrogantes es obtener información y, para ello, procurar seguir coincidiendo dentro del subconsciente.
Profundizando en el mecanismo onírico
Mientras dormimos, se producen distintas etapas que marcan el devenir de los sueños. Durante la fase no-REM, las imágenes son menos definidas y su contenido es ambiguo, en cambio, al entrar en la fase REM, estos toman nitidez y el cerebro confecciona escenarios y situaciones de mayor riqueza, tal como indica un estudio referenciado en Science Alert.
Por lo tanto, cuanto más tiempo pasemos sumergidos en la mencionada etapa, más elaboradas serán las historias que imaginemos y que después lograremos recordar. Los intentos previos son los que se reciben al no alcanzar una dinámica de sueño correcta, pinceladas aisladas que cojean y evitan que exploremos por completo nuestro potencial.
La calidad y la cantidad del sueño son los parámetros que rigen la cercanía o proximidad al conocimiento absoluto y, aprendiendo a manejarlos, serán unos aliados valiosos a la hora de desentrañar lo que ocurre en los recovecos de la psique.
Impulsar la experiencia

Así pues, de ahora en adelante el reto consiste en permanecer más rato en la fase REM para lograr que la presencia del guía espiritual no solo continúe siendo habitual sino prolongarla e intentar que el contacto evolucione.
Me propongo percibirlo con exactitud cumpliendo con un par de técnicas que, sumadas a las anteriores, mejoren la práctica onírica:
-Prescindir del uso del teléfono móvil y del ordenador en las horas previas al sueño.
-No poner alarma para despertarme, hacerlo de manera natural.
No obstante, solo puedo aplicarlo en mi día libre (el domingo), ya que las mañanas restantes debo acatar algunas obligaciones que me ligan a un horario.
Y tú, ¿consideras significativa la aparición de este individuo soñado o crees que se repite como resultado de la obsesión? ¡No dudes en hacérmelo saber!
