Espiral de estrellas

¿VIVÍMOS EN UNA NOVELA DE CIENCIA FICCIÓN?

Las maravillas del universo

Dada la condición misteriosa que caracteriza al mundo de los sueños, existe una hipótesis según la cual lo que vemos y sentimos estando dormidos va mucho más allá de lo que enseñan los teóricos.

Lejos de los estudios o las creencias racionales, dichas especulaciones vinculan el fenómeno onírico a la propia realidad. De acuerdo con esa teoría, tales visiones no se definirían como meras fantasías confeccionadas por nuestro subconsciente, sino que las consideraríamos vidas paralelas.

Si así fuera, los esquemas que estructuran aquello que conocemos cambiarían completamente en pos de este descubrimiento.

Algo que cierto género literario lleva años planteando.

Sueños recurrentes que apuntan al futuro

Aunque el nivel de rigor científico depende de la naturaleza de la trama y el abanico de temas a tratar es muy extenso, la ciencia ficción hace que autores y público compartan elucubraciones sobre lo que acontecerá en el futuro.

El objetivo es dar respuesta a lo desconocido y expresar anhelos que afectan al ser humano de manera individual y también al conjunto social de la especie. A menudo concluimos en que, durante ese periodo de descanso en el que nos abandonamos sin oponernos a los designios del subconsciente, somos capaces de percibir imágenes e ideas que jamás se nos hubieran ocurrido dentro de la cotidianidad.

En su estudio La literatura de ciencia ficción: Una mirada al futuro en tiempo presente, el doctor Óscar Gerardo Alvarado Vega realiza un recorrido cronológico donde profundiza de forma precisa en los entresijos del género. Aborda cuestiones fundamentales que se han explorado desde su nacimiento, de los extraterrestres a los viajes en el tiempo, sin olvidar la influencia de los androides derivada de avances tecnológicos fuera de serie.

Mensajes del mundo soñado

Si bien no siempre ha cumplido sus presagios, en ocasiones esta rama de la literatura consigue relatar sucesos que terminaron produciéndose tiempo antes de su materialización. ¿Tienen entonces sus artífices una intuición especial para deducir lo que vendrá o quizá la solución aguarda en nuestro interior sin que lo advirtamos? ¿Acaso los sueños son el vehículo para conseguirlo?

El autor de nuestra historia

En la anterior entrada del blog , me propuse permanecer durante un tiempo prolongado en la fase REM para comprobar si el hombre anónimo que ha aparecido de forma sistemática en mis últimos sueños puede aportarme nueva información sobre su identidad o el mensaje que intenta transmitir.

Al prescindir del ordenador y del móvil en las horas previas al sueño, además de librarme del reloj, el pasado domingo desperté después de lo habitual y con un recuerdo nítido de lo acontecido en el plano onírico. Pese a que los rasgos del hombre continúan sin mostrarse con claridad, pude captar todo lo relativo al entorno: un espacio cobijado por un cielo nocturno eterno desde la superficie del cual otros planetas y astros se ven sin necesidad de utilizar telescopio. Esa amplia extensión de césped transmitía una paz sin igual y, a lo lejos, me pareció divisar grandes edificaciones hechas de cristal bañadas por una luz antinatural.

Pero lo curioso vino luego. A lo largo de la semana me vi obligada a acatar las órdenes del despertador, sin embargo, por la mañana había retenido el contenido de los sueños. En cada uno de ellos volvía a participar ese individuo con la diferencia de que, en lugar de cambiar, el escenario en el que transcurrían siempre era el mismo.

Destino pautado

En caso de que esto se prolongara de un modo indefinido no sería descabellado pensar que siguiendo las pautas adecuadas el mecanismo onírico pretenda dar pistas de lo que nos depara el destino.

Como si “Dios”, o tu “guía espiritual” sin rostro tuviera en sus manos el poder de escribirlo a su antojo.

Destino pautado

A través de la ciencia ficción, los humanos juegan a ponerse en la tesitura de un ser omnipresente que marca las alegrías e infortunios de otros manejando su vida a voluntad. Un ejemplo que pasó a convertirse en una obra de culto es la inolvidable película El Show de Truman.

La producción nos adentra en un supuesto que podría resultar muy inverosímil pero que con el tiempo se ha desdibujado gracias a la relevancia adquirida por los llamados “reality shows”. La particularidad del programa de Truman es que su protagonista ignora que se halla en una realidad simulada y lo sucedido desde que nació es fruto de un meticuloso trabajo de guion y de la labor del equipo técnico que se ha encargado de construir un plató a gran escala exclusivamente para él.

Llama mucho la atención la respuesta ofrecida por Andrew Niccol, uno de los guionistas del film recogida en este portal web acerca de por qué decidió crear un argumento así:

Lo escribí porque sospecho que es real

Teniendo en cuenta que no hay una explicación absoluta que justifique la finalidad de los sueños, toda posibilidad se vuelve factible, incluso que otros tengan la ventaja de idear nuestro sino.

A merced del espacio-tiempo

Al margen de la complejidad con la que se rige el universo, el sentido de existir puede acompañarse de altas dosis de belleza, igual que refleja el imprescindible largometraje Las vidas posibles de Mr Nobody.

El film regala una perspectiva más amable, donde la importancia de las decisiones ejerce de hilo conductor para demostrar que cualquier opción es válida y hasta el menor detalle altera nuestra fortuna.

Como recoge este texto, es la fuerza del universo la que mueve a sus habitantes. Y si entra en sus deseos, lo que vemos al dormir podrían ser sino las diferentes posibilidades que acechan en dimensiones alternativas.

¡Escanea este código y comprueba por ti mism@ hasta donde te puede llevar!

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